Mis bonsais flipan.

Los bonsais y yo misma flipamos con este otoño.

Calor, humedad pero poca lluvia, un dia malo 4 buenos. Una
locura. El tiempo está loco y otras cosas también.

Los arces no otoñan, los colores se han ido a paseo. Un poco
de viento sur y han pasado del verano a la marchitez de las hojas en una noche.
Se han deshidratado en una jornada quedando resecas y crujiendo al tocarlas.
Los colores otoñales no han existido.

Las moreras, olivos..BROTANDO¡¡. Las azaleas FLORECIENDO¡¡¡
y lo peor los limacos, babosas o como quieras denominarlos, gasterópodos sin
cascaron se han multiplicado por cien mil.
Bouganvillea Bonsai

En las escaleras babosas, debajo de una tabla, babosas,  en los agujeros de drenaje mas limacos, paseo
a los perros y las babosas de dos en dos haciendo sus cosas. Cuando regreso al
bonsái veo los caminos recorridos porque dejan un rastro de babas.

Una auténtica plaga debido al tiempo extraño que estamos
padeciendo. Las babosas son bichos de sangre fría así que necesitan calor y sobre
todo humedad para crecer.. 
Necesitan calor porque si no hibernan para no morir
heladas y necesitan humedad ya que si no es imposible que produzcan moco, lo
que les impediría el movimiento.

Ahora mismo las condiciones climáticas son espectaculares
para que se reproduzcan como locas, crezcan como locas y se coman mis hojas
como hijas de su madre.

Para más inri el invierno pasado no fue invierno así que la
mayoría de los huevos han llegado a feliz término y ahora vemos las
consecuencias. Los huevos tienen la capacidad de cambiar la duración del tiempo
de incubación. A mejor tiempo, el huevo tarda en abrirse dos o tres semanas. Si
el tiempo es malo pues tardaran incluso hasta tres meses.

El índice de eclosión este año  fue altísimo y tempranísimo, esas niñatas
crecieron y en octubre son unas pedazo de babosas que campan a sus anchas y
devoran todo a su paso.  Y son unas
cagonas que lo ponen todo perdido.
Las muy guarras sienten predilección por las hojas grandes,
verdositas. No se comen las feas y a punto de caerse. Encima dejan el rastro de
babas por donde caminan regodeándose con su fechoría.

Es necesario que haga frio, bastante frio para que se
escondan y entren en letargo. Si alguna de paso fallece helada pues ayudaría a
que el equilibrio no se volviera a descomponer.

Si la población de estas amigas disminuye, los daños se
reducen una barbaridad. Son animales más bien vaguetes y remolones capaces
de  caminar y por lo tanto de dañar entre
2 y 7 metros diarios.

Y es que; comer, comen como descosidas.
 
Cuando la cosa se sale de madre toca acciones drásticas.
Molusquicidas, anti babosas, en general productos químicos y también biológicos
como el uso de nematodos.

Yo no he probado lo de poner tarros con cerveza. Primero se
cuecen y luego se ahogan.
Vamos que, como no haga frio me toca soportarlas unos días más.

Saludos desde Bilbao

Beti Andrés

Estudié Biología en la Universidad del País Vasco EHU-UPV. Muy pronto me enamoré de los Bonsáis y quise  trabajar , viajar y  aprender todo lo posible de los grandes maestros del bonsái. Y ahora, 30 años después, sigo aprendiendo y compartiendo todo lo que sé sobre cuidado y diseño de bonsáis. Desde Bonsai Center Sopelana colaboro con grandes maestros y a la vez amigos como Manuel Germade , Taiga Urushibata, entre otros.

Deja una respuesta