Vacaciones, verano, otros lugares. Muchos, aprovechamos para
visitar las colecciones de otros aficionados al bonsái. También vamos a centros
de bonsái que nos pillan cerca del lugar de vacaciones. Otros tienen la suerte
de visitar Japón e ir de viveros.
Cuando vemos un bonsái de otro aficionado solemos tender a
opinar sobre los puntos débiles del bonsái y nunca aplaudimos los puntos
fuertes del ejemplar.
La ansiedad por ver, aprender y empaparnos de todo hace que
a veces entremos en las exposiciones, tiendas, concursos, asociaciones, como un
elefante en una cacharrería. Lo tocamos todo,
preguntamos, ni nos molestamos en solicitar permiso para hacer fotos.
En pocas palabras agobiamos al bonsái y al anfitrión.
Hace unas semanas vi una fotografía en el Facebook que Mario
había compartido. Era un compendio muy
juicioso acerca de lo que en Japón se considera de mal gusto.
Más o menos venía a contar lo siguiente.
En Japón, si te invitan a visitar una colección de bonsái se
considera de muy mala educación, incluso se considera tener muy malos modales…
- Criticar la colección o cada bonsái. Si no te gusta, tampoco
lo digas
- Tocar cada bonsái (los japoneses incluso ven los bonsáis con
las manos cruzadas atrás).
- Quitar o eliminar algo, aunque sea una hierba (puede ser el
medidor de agua del propietario y eso es importante para él; le debe gustar que
este allí)
- Preguntar por el precio pagado por una maceta o una planta
- Marcharte sin dar las gracias por haberte permitido visitar
la colección.
Intentemos mantener estos principios en la mente cuando visitemos una
colección, una exposición, una demo de bonsái, una visita a un colega…
Saludos cordiales desde Bilbao
Beti Andrés