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Todos intentamos ser respetuosos con el medio ambiente,
incluidos, los fabricantes de productos fitosanitarios para nuestros bonsáis.

Leemos los prospectos y siempre vemos las palabras, natural,
ecológico, biológico, biodegradable…

Significa que no son dañinos para el medio ambiente, que no
contaminan, ojo, a las dosis indicadas.

Los productos insecticidas que se usan para bonsái pueden
ser quimico-sinteticos o biológicos. Hoy hablamos de los insecticidas
biológicos que podemos utilizar en nuestros bonsáis.

Actúan sobre las plagas que afectan a nuestros bonsáis como
pulgones… sin afectar a los insectos beneficiosos como pueden ser las
mariquitas por poner un ejemplo.

Esporas y toxinas de
Bacillus thuringiensis ‘Kurstaki’ que actúan sobre un amplio espectro de orugas
y escarabajos. La oruga se come la espora y causa en la oruga la pérdida de apetito.
Actualmente se utilizan como insecticidas específicos bajos nombres comerciales
como Bioster, Dipel y Thuricide. Es inofensivo para personas, aves, otra fauna.

Extracto de neem. El aceite que se obtiene de las hojas,
cortezas y raíces del árbol de neem (Azadirachta indica) actúa por contacto o
ingestión rompiendo el ciclo vital de la mosca blanca, trips, orugas,
cochinilla, algunos escarabajos. Febrero y marzo son los meses ideales para
aplicarlo con éxito. Para nuestros bonsáis la proporción adecuada suele ser de
1ml por litro de agua.

Piretrinas naturales.
Obtenidas del pelitre, extracto de flores disecadas de Chrysantemum
cinerariaefolium, las piretrinas son un potente insecticida natural. Inocuo
para animales de sangre caliente aunque daña fauna acuícola y algunos insectos
beneficiosos.

Actúa por contacto y puede ser utilizado para el control de
pulgones, cochinillas, trips, etc. La dosis habitual es de 1 a 3 CC. por litro
de agua.

Jabón potásico: 20 ml en 1,5 litros de agua. Es un potente
anti-plagas. Ataca los esqueletos de los ácaros rompiéndolos y también limpia
las telarañas creadas por las arañas rojas.