Bonsai plural

Hola a todos

Han pasado unos días desde la visita de M. Invernizzi. El día ha sido estupendo. Creo que todo ha salido bien.
Esta es una de las pocas veces donde no he hecho fotos. Conocía los árboles de memoria así que me dedique a aprender.

El material era modesto, pequeño, no quiero decir barato y sin embargo Marco lo hizo mas digno. Sobre todo demostró algo que yo siempre digo. El bonsái es pluralidad.
Mientras trabajaba hablaba. Decía cosas sin querer decir. Yo meditaba y en los ratos que hemos estado juntos seguíamos charlando.
Al fin me ha salido esta entrada queriendo sin querer decir, apuntando arriba y abajo.

Hay un proverbio siciliano que dice:
El hombre que juega solo jamás pierde. Yo añadiría; esto no quiere decir que gane.
El aprendizaje del bonsái y por ende la enseñanza del mismo debe responder a los deseos de quienes están directamente interesados en este arte. Los aficionados no tienen porque seguir los caminos que dictan aquellos (entre los que me incluyo)  que creen saber lo que mejor conviene a los principiantes.

El bonsái es técnica, escuela, normas, cultivo pero también es aventura, arte, invención, vida, respeto a la naturaleza, ingenio, creatividad.
Los maestros ya no son maestros. Se llaman educadores. Nos pasamos la vida reeducando. Yo intento que mi madre cambie y mi madre quiere que vea las cosas como ella las ve.

Los alumnos son ahora estudiantes y yo me pregunto ¿Quien estudia? Si a los 8 días no permitimos dar opiniones muchas veces gratuitas. Ponemos los ladrillos del cielo al suelo sin saber cuantas partes de arena lleva el cemento que une esos ladrillos.
Cuando llega el arquitecto y empieza a repartir a diestro y siniestro criticas y tirones de orejas aimssss volvemos a la cruda realidad.

Por todo esto vuelvo al principio:
.- Prohibido correr. El bonsái es lento, la naturaleza no se domina solamente se acompaña. Un yamadori ya es una obra maestra en una ladera porque el paso del tiempo ha transcurrido para él. Tomate tiempo para cortar una rama, poner un alambre, recolectar un ejemplar o plantar una semilla.

.- No somos nadie. Al más grande se le muere un bonsái. Nunca sabemos lo suficiente.
.- Los ojos están para mirar viendo.
La observación nos ayuda a conocer nuestros árboles, sus patrones de crecimiento, como se forman, su respuesta al abono…

.- La cabeza esta para pensar. ¿Que tenemos entre manos? ¿Cual va a ser nuestro diseño?, este estilo o aquel, esta maceta o aquella kurama.
.- Las manos se usan para no molestar al árbol, para aprender las diversas técnicas y usarlas.

.- El  arte del bonsái es plural como lo es la naturaleza. Cada uno tiene un objetivo al plantarse delante de un bonsái. Aceptemos de la misma manera al que quiere participar en un concurso con una obra maestra, al que es feliz con un ejemplar pequeño en una terraza de 2×3, al que le apasionan las especies japonesas, al recién llegado que comienza con semillas o al que llega a este arte porque le han regalado un olmo de un centro comercial.  Desterremos la idea de que las mujeres únicamente trabajan bonsái pequeño.
Gracias Marco porque tu visita ha logrado que el ejemplar más humilde tenga magia.
Gracias también a todos los alumnos, clientes y amigos por su asistencia. Sin vosotros no seria posible. Ya estamos preparando la IV Fiesta.

Beti Andrés

Estudié Biología en la Universidad del País Vasco EHU-UPV. Muy pronto me enamoré de los Bonsáis y quise  trabajar , viajar y  aprender todo lo posible de los grandes maestros del bonsái. Y ahora, 30 años después, sigo aprendiendo y compartiendo todo lo que sé sobre cuidado y diseño de bonsáis. Desde Bonsai Center Sopelana colaboro con grandes maestros y a la vez amigos como Manuel Germade , Taiga Urushibata, entre otros.

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